lunes, 8 de marzo de 2010

El chat: un nuevo género y un lugar de socialización

Artículo publicado en Espacio Educativo, Publicación del Sindicato Argentino de Docentes Privados, Abril de 2006 (pp. 42-46).

“Chat” es una abreviatura popularizada de la sigla IRC (Internet Relay Chat), una de las aplicaciones de Internet que permite "charlar" (chat en inglés significa charlar) con otros usuarios en tiempo real desde cualquier lugar del mundo. Se puede entablar una conversación con numerosos usuarios simultáneamente. En términos técnicos, “en un chat lo que el usuario escribe es enviado al servidor y leído por los demás usuarios cada vez que se pulsa la tecla de retorno. De esta forma cualquier usuario envía y recibe intervenciones y frases más o menos cortas, instantáneamente, a todos y de todos aquellos que están conectados al mismo servidor y están en la misma subsección de éste. Normalmente, los servidores que hospedan los chats organizan a sus usuarios en un número indeterminado de subsecciones llamadas canales”. (Mayans, 2002: 24)


Breve historia del chat

Los inicios del IRC se remontan a 1988, cuando Jarkko Oikarinen, por aquel entonces responsable del servidor SUN del departamento de procesamiento de información de la Universidad de Uolu, Finlandia, escribió el código original. Según Joan Mayans, la idea motora de Oikarinen “era diseñar un sistema que sirviera para añadir a las listas de discusión asincrónicas (entiéndase listas de correo electrónico) un servicio de mensajería en tiempo real que permitiera la conversación entre más de dos usuarios”.  Mayans señala que el sistema diseñado por Oikarinen se puso en marcha sobre la base técnica de una red de IRC que unió varias universidades, sin embargo, “a la vez se estaba creando otro tipo de red social que unía al personal universitario de estos centros” (Mayans, 2002: 19).
Uno de los hitos en la breve historia del chat fue el año 1991: durante la Guerra del Golfo, esta forma de comunicación se utilizaba continuamente para reflejar paso a paso lo que pasaba en la contienda entre EE.UU. e Irak. Precisamente a partir de ese momento, el IRC se popularizó y comenzó a ser utilizado en actividades diversas. Hoy es posible encontrar "salas de chat" de los temas más variados: desde temas de interés como cine, café literario, música, hasta temas como sexo, encuentros, fanáticos, etc. Numerosos canales de chat se encuentran organizados por edad (30 y pico, 30+, 40+). Muchos de los servicios incluyen un chat por voz, y si se dispone de una webcam (cámara digital que se conecta a la PC) se puede chatear cara a cara a través de la pantalla del ordenador.

Más allá de los canales abiertos de chat, en los que el usuario se encuentra con todos los que estén conectados a ese canal en ese momento, sin ningún tipo de filtro y por eso es elegido para conocer gente. En los últimos años se desarrollaron diversos programas de mensajería que permiten chatear solamente  con “contactos” predeterminados por el usuario. El primero de estos programas fue el ICQ (www.icq.com), que rápidamente se impuso como el programa más completo, porque también avisa cuando un contacto está conectado a Internet, y en su momento tenía más de 50 millones de usuarios. Luego, otro programa que ocupó en cierta forma el lugar del ICQ fue el MSN, Microsoft Messenger, con la ventaja de que su interfaz está en español, lo que -a diferencia del ICQ- lo hace más fácil de utilizar. Tanto el ICQ como el MSN (http://www.msnmessenger-download.com), cambiaron sustancialmente la forma de chatear, ya que muchos prefieren chatear con contactos conocidos más que entrar a salas abiertas. Lejos de lo que se piensa comúnmente, el ICQ y el MSN fomentan relaciones que ya existen en la vida real, y en el caso de los adolescentes, ellos prefieren chatear con amigos y compañeros del colegio antes que hacerlo con extraños. (1)

Finalmente, el último hito que hay que señalar en la historia del chat es el uso de los mensajes de texto en los teléfonos móviles (SMS: Short Messsages Service), lo cual ha convertido al teléfono en un medio de comunicación potente y versátil, y ha llevado al extremo la simplificación del idioma para comunicarse, dadas las limitaciones del teclado telefónico para escribir mensajes de texto. Según Paulino Castells e Ignasi de Bofarull, en España se mandaban en el año 2002 más de 20 millones de mensajes cortos por día. Este fenómeno, luego de explotar en España llegó en el 2003 a Argentina, acompañado por un crecimiento monstruoso de la venta de teléfonos celulares, que –según estimaciones oficiales- creció un 45,5% en 2004, y un 33,2% en 2005, lo cual hizo que al terminar el año pasado, 1 de cada 2 argentinos tenga su celular. Asimismo, según un artículo publicado en diario La Nación el 8 de mayo de 2005, en Argentina se envían 18 millones de mensajes de texto diarios, y el mercado de los SMS creció un 800% entre 2003 y 2004.

El chat: un lugar para la socialización

En su libro Género chat. O cómo la etnografía puso pie en el ciberespacio, Joan Mayans ofrece una mirada antropológica sobre la conducta de los usuarios de las salas de chat, y realiza un trabajo de investigación sobre dos canales de chat españoles. El autor sostiene que un canal de chat, si bien no tiene una existencia física, crea y define un espacio: “se asigna un carácter, un estilo, unas fronteras y unos lugareños más o menos prototípicos de algo (...) es perfectamente imaginable que un canal de chat sea algo así como una formación grupal o incluso un modelo de comunidad” (Mayans, 2002: 35). En este sentido, el chat se da en un lugar, en un espacio  y esta noción de espacio se cimenta sobre una metáfora en la cual se desenvuelven todas las comunicaciones mediadas por ordenador: la metáfora espacial. Como dice Mayans, “se habla por teléfono”, pero “se está en IRC”. De hecho, la misma idea del escritorio de una Mac o una PC parte de la base de esta misma metáfora espacial, y hasta la noción de “ciberespacio” se construye sobre la misma metáfora. Para el autor, esta definición del ciberespacio, que apareció por primera vez en la novela de William Gibson, Neuromante, publicada en 1984, “es revolucionaria y novedosa en muchos aspectos, quizá el primero de ellos por su calidad espacial, habitable, ocupable, pero inmaterial” (Mayans, 2002: 52). Carlos Scolari coincide en que esta metáfora espacial es la más adecuada para describir las interacciones digitales que se establecen con las computadoras, ya que en este espacio definido se incluye tanto la superficie a través de la cual se produce esa interacción, como el tiempo en el que un usuario determinado está conectado y se comunica con los demás (Scolari, 2004).

En este espacio es donde se dan las interacciones sociales, que desarrollan sus propias reglas, diferentes de las propias de la denominada “vida real”. Eso es así, a tal punto que en el chat, los usuarios generalmente esconden su personalidad detrás de un nombre ficticio (nick) para mantener las diferencias con el mundo real. El “nick” o “nickname” significa, en inglés, nombre de guerra, es decir, pseudónimo o apodo. 
En cuanto a la naturaleza de las interacciones sociales que se producen en el chat, el investigador Mexicano Luis Arango Pinto sostiene que lo virtual no necesariamente se opone a lo real, y que “el espacio físico ya no es una condición necesaria para hacer posibles las experiencias”. El autor señala que al espacio virtual se le cuestiona que, gracias a la no presencia física de sus participantes, la calidad de las relaciones sociales es dudosa. Sin embargo, en la realidad cotidiana, fuera de Internet, señala Arango Pinto, también mentimos y jugamos con nuestra identidad (Arango Pinto, 2005). A esta misma conclusión llega Joan Mayans, cuando sostiene que en el chat, gracias a la serie de recursos narrativos que se despliegan, los usuarios desarrollan una expresión verdaderamente teatral, confirmando el concepto de Erving Goffman, desde las ciencias sociales, quien definía a la personalidad pública como una máscara o un juego de máscaras (Mayans, 2002: 55).

Para Arango Pinto, lejos de reemplazar las relaciones sociales, el chat las complementa, y, siguiendo a Goffman, la gente actúa diferente de acuerdo a contextos diferentes, es por eso que en el chat actúa de otra forma que en la vida real. En este sentido, Arango Pinto afirma que en el chat la falta de indicios acerca del contexto (la no presencia física) estimula la deshinibición, tanto positiva como negativa y en este sentido los usuarios de los chats tienden a revelarse a sí mismos y a discutir problemas serios con sus amigos en línea.


El lenguaje del chat: ¿empobrecimiento del idioma?

Uno de los aspectos que más llama la atención sobre el chat es su lenguaje, y éste es justamente uno de los temas de mayor preocupación por parte de quienes velan por nuestro idioma. En una nota publicada en el diario La Nación el 25 de julio del 2004, el Presidente de la Academia Argentina de Letras, el Dr. Pedro Luis Barcia, denunció que el chat supone un empobrecimiento del lenguaje: “en tanto nuestros docentes se afanan por enriquecer y matizar el léxico de sus alumnos, la moda del chat estimula el movimiento contrario. Uno de los grandes problemas de nuestra educación es lograr que los jóvenes se expresen con precisión, claridad y expeditivamente; a la inversa, el lenguaje usual del chat los lleva, con paso de cangrejo, a la pobreza expresiva de la que partieron”. En ese sentido, Barcia señala que “los diccionarios de chat y SMS en uso no superan los 200 vocablos”. Para el académico, las razones de este empobrecimiento son varias: “el precio del tiempo en red, la tendencia a la rapidez de acción y de estímulo sensorial en los muchachos, cierta idea de liberación de lo estatuido y el cultivo de una forma de diferenciación respecto de los adultos”.

Por su parte, Joan Mayans sostiene que el chat es un “género confuso” que viene a romper con la vieja dicotomía entre lenguaje escrito (caracterizado como formal, reflexivo y distante) y lenguaje oral (definido como próximo, espontáneo y no formal). Mayans considera que el denominado “género chat”, no es una fusión directa de estos dos registros, sino que considera que “las características externas e internas del género chat nos empujan  a considerarlo un género en sí mismo, que podemos analizar a la luz de los registros oral y escrito, pero que sólo podremos comprender si lo utilizamos durante un tiempo determinado” (Mayans, 2002: 41). De esta manera, el autor propone dejar de pensar en el chat como un sustituto de otros medios (la conversación telefónica, la charla cara a cara) y verlo como un medio que tiene un estilo y unas peculiaridades propias y singulares. Y esta singularidad es determinada claramente por el soporte: de hecho, se puede decir que algunas de las causas que señala Barcia como generadoras de este empobrecimiento del lenguaje, tiene que ver con las características intrínsecas del medio Internet; la rapidez, la no presencia física del otro y el acceso mayoritario de los jóvenes a este medio por su mayor familiaridad con las nuevas tecnologías. Mayans define esta característica del medio como “estrechez de banda”, porque en el chat sólo se transmite texto y esto claramente influye sobre su lenguaje. Y esta cuestión del medio en el que tiene lugar el chat no es menor, porque si comprendemos que un lenguaje es condicionado por el canal sobre el que tiene lugar, podemos aceptar el hecho de que cada lenguaje tiene sus particularidades. De ahí la preocupación de los académicos y docentes por el hecho de que el lenguaje del chat se traslade a otros medios tradicionalmente escritos, como los carteles o hasta los exámenes, lo cual lleva a Barcia a llamar la atención sobre el tema, “porque sus deformaciones ya asoman las orejas en los exámenes escritos universitarios”. 

Esta dependencia del canal se incorpora de tal manera a los contenidos del chat que muchos investigadores, además de Mayans, señalan que hay un predominio de la función fática del contacto, es decir, los usuarios necesitan constantemente reasegurarse de que están ahí. De allí la sobreabundancia de saludos de bienvenida a lo largo de las sesiones de chat, para indicarle al otro “estoy acá”. Esto tiene que ver también con otra de las condicionantes del medio: se chatea mientras se están haciendo otras cosas en la misma computadora (leer el correo electrónico, escribir un documento, navegar por Internet, etc.), por eso es común que un usuario entre y salga del chat constantemente, y al hacerlo necesita saludar para entrar en contacto con los otros usuarios que están conectados en ese momento. Finalmente, un último ejemplo de esta dependencia del soporte en el cual se vehiculizan los mensajes lo representan los SMS, ya que al independizarse de la computadora, el chat se traslada a los teléfonos móviles, y, si bien es muy pronto para saberlo, es posible considerar, citando nuevamente a Mayans que se trata de un nuevo “género”, diferente al del chat “tradicional”, con sus propias reglas.

Por otra parte, y de acuerdo a los resultados de una investigación realizada por Joan Mayans, que consistió en una serie de entrevistas a 30 usuarios de chat españoles, hay una alteración deliberada del código lingüístico, que se traduce en una falta de respeto hacia el código normativo. En ese sentido, Mayans señala que “más de la mitad de los entrevistados (54%) afirman pensar que han ido, de forma voluntaria, adoptando un registro mucho más laxo en cuanto a la observancia de las normas ortográficas y gramaticales (...) Quiere todo esto decir que la deformación del código normativo escrito que se produce, ostensiblemente, en los chats, no se debe a algo accidental, ni tampoco depende por las prisas de teclear rápido, al contrario, se trata de un proceso consciente y creciente por parte de los usuarios, que pasan a utilizar un registro repleto de aparentes incorrecciones, con una finalidad, bajo nuestro punto de vista, básicamente expresiva”. Entre las razones que dieron los propios entrevistados acerca del por qué esta falta de respeto a las normas gramaticales, Mayans señala, principalmente, dos: la primera, que los usuarios buscan de esa manera comunicarse lo más rápido posible, y la segunda, que ellos procuran “escribir como hablan”, es decir, una búsqueda de “oralización de la expresión”, lo cual lleva a un predominio del coloquialismo y a una deformación de las palabras acercándolas a su forma fonética” (Mayans, 2002: 84).


Las caras del chat: los emoticones

De acuerdo a Mayans, este “género confuso” representa el “más inorgánico y espontáneo de los registros escritos” y “resulta próximo, desprovisto de convenciones y reglas gramaticales o, al menos, de la obligación de su cumplimiento”. Sin embargo, “tampoco cabe considerarlo una mera transcripción del lenguaje oral”, ya que “el mero hecho de escribir –más que escribir, teclear las intervenciones, les confiere una reflexividad, distanciamiento y estructuración muy superiores a la del registro oral”. Asimismo, “la característica que más lo aleja de las interacciones orales es la ausencia de información extralingüística o paralingüística” (Mayans, 2002: 43).

Esta ausencia de lo paralingüístico (los gestos, las entonaciones, la cadencia de voz, el acento, etc.) que son características de la comunicación oral y/o cara a cara, se ha visto en parte compensada por unos elementos de comunicación que acompañan al texto en el chat: los emoticones. Éstos son caracteres especiales que se generan con el teclado (ASCII) y que intentan reemplazar la ausencia del rostro durante el chateo. Es por eso que se utilizan signos de puntuación o letras para denotar alegría, tristeza u otra emoción que acompañe lo que se está diciendo. El uso de emoticones también se trasladó a otras formas de comunicarse por Internet, como el correo electrónico y los foros de discusión. A continuación se incluyen algunos de ellos (2). Para verlos bien, es necesario inclinar la cabeza 90º.
:-)        Sonriendo
:-D       Riendo
:-(        Triste
:-P       Sacando la lengua
:-0        Asombrado
:-I        Apatía
:´-(       Llorando

En los programas de mensajería instantánea (como el MSN) estos emoticones aparecen predeterminados en forma de gráficos más desarrollados y el usuario debe solamente seleccionar cuál de ellos usar para acompañar sus mensajes. En la última versión del MSN, además se agregaron animaciones (pequeños dibujos que se mueven en la pantalla en forma bidimensional), lo cual confiere a la comunicación por chat una característica particular.

Mayans señala que los emoticones, al igual que lo que ocurre con los gestos faciales reales, pueden contener múltiples significados y su interpretación depende del contexto, pero a diferencia de los primeros, la información que transmiten implica un acto de voluntad por parte de quien los produce o envía. En este sentido, Mayans sostiene que “el emoticono cumple perfectamente con la definición conceptual de un simulacro, al eliminar su dependencia de un referente exterior/real, sustituyéndolo, ocupando su lugar y desalojando ese referente previo de su contenido inicial”. Finalmente, el emoticón no es un ícono (aunque busca semejarse a un gesto facial), sino que es un signo: “a pesar de su vaga raíz iconográfica, su contenido y funcionamiento es el de una abstracción arbitraria” (Mayans, 2002: 71)


Conclusiones

Luego de este recorrido por la naturaleza y las características del chat, podemos concluir que estamos ante un nuevo género, “confuso”, como lo denomina Mayans,  con sus propias reglas. El hecho de que implique una falta de respeto a las normas gramaticales, y que sirva para estimular la fantasía en las relaciones sociales a las que da lugar, no son razones suficientes para condenarlo como forma de expresión. Sí es necesario llamar la atención sobre la trasposición de sus formas a otros soportes, el examen escrito, por ejemplo, lo cual implicaría una mala utilización de los medios de expresión. Resulta imprescindible comprender la naturaleza de los lenguajes a partir de los medios que los vehiculizan, y en este sentido, el chat, tanto en una computadora como a través de un móvil, tiene características particulares, dadas principalmente por la velocidad de la interacción. Estos rasgos, que se pueden sintetizar en: reducción importante del léxico, trasgresión de normas gramaticales y fragmentación de las palabras, deben ser entendidos en este contexto particular, por eso es fundamental, para quienes tienen la tarea de enseñar en tiempos de nuevas tecnologías, defender la riqueza del idioma y enseñar a utilizarlo apropiadamente de acuerdo al contexto en que se produce la interacción.


NOTAS
1-       La afirmación parte de un trabajo de campo que el autor se encuentra realizando actualmente sobre el uso que los adolescentes hacen de Internet. Entre dichos usos, el que más sobresale es el chat, particularmente a través de programas de mensajería como el MSN o el ICQ.
2-       En el libro "Creciendo en un entorno digital" Don Tapscott reproduce una larga lista de emoticones que colecciona una niña de 11 años.
Tapscott, Don,
Creciendo en un entorno digital. La generación net, (Bogotá), McGRaw-Hill, 1998, pág.59.


FUENTES

Mayans i Planells, Joan, Género chat. O cómo la etnografía puso un pie en el ciberespacio, (Barcelona), Gedisa, 2002.

Gibson, William,
Neuromante, (Barcelona) Ediciones Minotauro, 1989. 1984

Scolari, Carlos, Hacer clic. Hacia una sociosemiótica de las interacciones digitales, (Barcelona), Gedisa, 2004.

Arango Pinto, Luis Gabriel, La calidad de las relaciones sociales virtuales: un ejemplo en el uso afectivo de los chats, Ponencia presentada en el III Congreso Panamericano de Comunicación, 12 al 16 de julio de 2005, Buenos Aires.

Castells, Paulino, de Bofarull, Ignasi, Enganchados a las pantallas. Televisión, videojuegos, Internet y móviles, (Barcelona), Planeta, 2002.

“Los adolescentes crearon un extraño lenguaje para chatear”, publicado en: diario La Nación, 25 de julio de 2004

Barcia, Pedro Luis, “Un regresivo camino al balbuceo”, publicado en: diario La Nación, 25 de julio de 2004

“Por los celulares se envían cada día 18.000.000 de mensajes de texto”, publicado en : diario La Nación, 8 de mayo de 2005

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