martes, 7 de junio de 2011

La Revolución Virtual (parte 3)


El título de la tercera parte de la saga de este documental de la BBC es “El costo de lo gratuito” y básicamente plantea que el precio que debemos pagar los usuarios de los servicios gratuitos que ofrece la red es el de la circulación de nuestros datos personales, nuestros hábitos e informaciones sobre nuestros perfiles. 

El documental conducido por Alex Krotoski comienza con el surgimiento de la explotación comercial de la web, desde Pizzanet (1995) hasta la crisis de las puntocom en la década de los noventa, y de cómo se pasó de un origen académico no comercial de Internet al behavioral targetting  de Google y su servicio de correo electrónico, Gmail. El film se detendrá en el caso Google, analizando su brillante algoritmo que permite recomendar páginas “interesantes” (page rank), lo cual es la base para que todo lo que subamos a la red sea aprovechado para ofrecernos publicidad a medida. Este tipo de publicidad marca de alguna forma el regreso de las puntocom, a través de sus sistemas de recomendaciones, y para ejemplificarlo citan el caso de E-bay. Pese a la defensa de su principal responsable, Jeff Bezos, las críticas a un sistema de recomendaciones como el de E-Bay apuntan a que “siempre nos ofrecen lo mismo”, lo cual hace que “cada vez nos parecemos más a nosotros mismos”, más similares a un prototipo de nosotros mismos, perdiendo de este modo la oportunidad de encontrar cosas inesperadas (serendipity) y abrir nuestro campo de conocimiento hacia áreas inexploradas.

En otro tramo del documental se analiza el caso de AOL; cuando hizo público un listado de búsquedas de sus clientes utilizando su buscador, listado que pretendidamente protegería a los usuarios porque se mantenían anónimos. Una simple investigación de un periodista de Manhattan dio con una de las usuarias, una mujer de edad que buscaba información en la web sobre enfermedades que padecían sus amigos y familiares. Esto da cuenta de uno de los talones de Aquiles de estos sistemas de recomendación: ¿Hasta dónde el más sofisticado de estos sistemas puede saber si lo que busca el usuario es para sí mismo o para otra persona? ¿Hasta dónde es pertinente o útil esta información? ¿Qué pueden aportar estos sistemas acerca del contexto de uso, de los objetivos de búsqueda del usuario?

Finalmente, el documental hace blanco en las redes sociales, y particularmente en Facebook. La exposición de la intimidad es “el lado oscuro de la web”, bajo el pretexto de “mejorar la experiencia” de los usuarios. En este sentido llama la atención el fracaso de Attention Trust, un sistema que permitía tener control sobre lo que se consumía en la web, lo cual indica que la gente no se preocupa por eso, y sigue manteniéndose despreocupada e ingenua frente a este tema. Este quebrantamiento de las fronteras entre lo privado y lo público enfrenta un problema futuro, ya que –según plantea el documental- la cuestión no es quién es dueño de esos datos ahora (si Facebook u otros) sino de quiénes lo serán en el futuro, y en este caso citan lo sucedido en Holanda cuando el régimen nazi: los nacionalsocialistas utilizaron la información del gobierno holandés que inocentemente a principio del siglo pasado había hecho un censo sobre la religión de sus ciudadanos para saber bajo qué rito enterrarlos cuando murieran. Entonces, la propiedad de la información es algo clave.

Para terminar, y volviendo a Facebook, un llamado de atención hacia los jóvenes: la información que se sube a la red no se borra, hay que pensar si en el futuro no nos vamos a arrepentir de aquello que subimos en nuestro pasado. Tendremos que vivir como “celebridades” que exponen su vida privada en la red. El consabido refrán “El hombre es esclavo de sus palabras” adquiere un nuevo significado.


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